Cada día, un adulto sano debería consumir aproximadamente 0,8 g de proteína/kg de peso corporal. En algunas enfermedades*, la necesidad de proteínas aumenta incluso dos veces.
La proteína es uno de los ingredientes básicos de la dieta, sin el cual el cuerpo no podría funcionar porque:
es el componente básico del cuerpo
es responsable de la construcción y funcionamiento de los músculos,
es un componente de enzimas y hormonas (regulación de procesos metabólicos),
transporta vitaminas y minerales a los lugares apropiados del cuerpo,
Es importante para el buen funcionamiento del sistema inmunológico.
Debido a funciones tan diversas, nuestro cuerpo utiliza constantemente las proteínas, por lo que es necesario suministrarlas regularmente con los alimentos. Sin embargo, esto no siempre es posible sólo con una dieta tradicional.
*Sobotka, L. (2013). Conceptos básicos de nutrición clínica: Scientifica.
Proteínas
Ácidos grasos omega 3
El omega-3 es un ácido graso insaturado esencial que el organismo no puede producir por sí solo, por lo que debe ser aportado a través de la dieta. Sus fuentes son principalmente pescado, nueces y aceites vegetales (linaza, colza, soja).
El cáncer y el tratamiento en sí contribuyen al desarrollo de inflamación en el cuerpo de un paciente oncológico, que afecta, entre otros: disminución del apetito, náuseas, pérdida de peso, incluida masa muscular y debilidad. Esto puede conducir al desarrollo de desnutrición, lo que puede afectar el curso de la terapia contra el cáncer. Los ácidos grasos omega-3 pueden reducir la inflamación y así ayudar a mejorar el apetito, reducir la pérdida de peso y masa muscular y mejorar la salud.
En ocasiones, satisfacer las necesidades de proteínas y ácidos grasos omega-3 modificando la dieta tradicional de un paciente oncológico no es suficiente, entonces el médico puede recomendar un apoyo nutricional en forma de preparados nutricionales orales.