Un absceso dental es una enfermedad infecciosa aguda que se desarrolla en el área de las raíces dentales.
Un absceso puede aparecer de la siguiente manera:
- la formación de un sello local («protuberancias») en las encías;
- dolor agravado por la masticación;
- aumento de la temperatura.
Un absceso puede abrirse espontáneamente, con la expiración de pus y sangre. Al mismo tiempo, el estado general del paciente mejora un poco y disminuye la intoxicación.
Si sospecha que su hijo ha desarrollado un absceso en las encías, comuníquese con su dentista de inmediato. Los abscesos no desaparecen por sí solos y, si no se tratan, pueden dañar los dientes y las estructuras óseas adyacentes. La infección puede incluso extenderse más allá de la línea de las encías, dando lugar a problemas mucho más graves.
Según explican los expertos, el tratamiento de un absceso consiste en eliminar la causa de la infección y drenar el pus.
El dentista extraerá suavemente el objeto extraño atascado entre el diente y la encía, si lo hay, y eliminará el pus directamente de la bolsa de la encía (el espacio entre el diente y la encía) o haciendo una incisión en la encía. Este procedimiento generalmente se realiza bajo anestesia local, en la cual el paciente está consciente pero no siente dolor durante la operación.
Después de tratar el absceso, el niño se sentirá mejor. Su dentista puede recetarle vitaminas y analgésicos.
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